En los últimos meses, los economistas han incorporado un nuevo término a su vocabulario: la “desinflación inmaculada”. Aunque no existe una definición oficial para este concepto, se utiliza para describir una situación en la que la inflación disminuye sin provocar un aumento en el desempleo.

Históricamente, lograr esto ha sido difícil, si no imposible, debido a un fenómeno bien conocido llamado “relación de sacrificio”. Esta teoría sugiere que cualquier reducción en la inflación causa cierto grado de dolor económico, generalmente en forma de un aumento en la tasa de desempleo, lo que a su vez obstaculiza el crecimiento económico.

En los Estados Unidos, la inflación ha disminuido desde su punto máximo del 9,1% en junio de 2022 al 3,2% en julio de este año, según el Índice de Precios al Consumo más reciente. Sin embargo, la tasa de desempleo en el país también ha disminuido, pasando del 3,6% en junio de 2022 al 3,5% en julio de 2023, con una tasa actual del 3,8%.

Esto ha llevado a algunos economistas a creer que la desinflación inmaculada podría ser una posibilidad real.

Sin embargo, los funcionarios de la Reserva Federal de los Estados Unidos no están dispuestos a celebrar hasta que la inflación alcance su objetivo del 2% y se mantenga en ese nivel durante un período prolongado. Lograr esto sin un aumento significativo en el desempleo sería visto como un verdadero milagro según Jerome Powell, presidente de la Fed.

En un discurso reciente, Powell indicó que alcanzar el 2% requerirá un período de crecimiento económico por debajo de la tendencia. También mencionó que la clave para reducir la inflación es una continua flexibilización de las condiciones del mercado laboral, lo que es un eufemismo para referirse a un mayor desempleo.

Incluso Jared Bernstein, el principal asesor económico del presidente Joe Biden, ha expresado escepticismo sobre el término “desinflación inmaculada”. En una entrevista en la conferencia de la Fed en Jackson Hole el mes pasado, Bernstein comentó que hay incertidumbre sobre lo que depara el futuro en la última etapa de este proceso.

Bernstein y sus colegas economistas de la Casa Blanca también señalaron en una entrada de blog en agosto que la desinflación que estamos experimentando no puede considerarse inmaculada si la causa principal de la inflación fue la interrupción de la cadena de suministro de la economía, y no factores internos de la demanda.

Loretta Mester, presidenta de la Reserva Federal de Cleveland, recientemente expresó que no esperaba que el mercado laboral se mantuviera tan robusto ante tasas de interés mucho más altas. Sin embargo, reconoció que gran parte de esta situación se debe a las circunstancias excepcionales derivadas de la pandemia. Por ejemplo, los cheques de estímulo llevaron a un gasto sin precedentes, lo que resultó en una contratación significativa por parte de las empresas, en algunos casos incluso más que antes de la pandemia.

Mester enfatizó que no debería sorprendernos que algunas de las relaciones económicas típicas no se estén cumpliendo en este momento, ya que aún no está claro cómo se manifestarán todos los efectos acumulativos de las subidas de tasas de interés de la Fed.

En resumen, la “desinflación inmaculada” es un término que ha surgido en el contexto de la disminución de la inflación en los Estados Unidos sin un aumento significativo en el desempleo. Aunque algunos economistas son optimistas, los funcionarios de la Reserva Federal y otros expertos mantienen un grado de escepticismo debido a la complejidad de la situación económica actual y las incertidumbres que persisten.